‘Sucedió que un ciego fue a visitar a un amigo y, como se hizo tarde, éste le ofreció un farol para que regresara a su casa.
Lo cual hizo reír al ciego “Para mi es lo mismo el día que la noche”, le dijo. “¿Qué voy a hacer yo con un farol?”
Su amigo le replicó: “Es verdad que no necesitas ver el camino hacia tu casa. Pero el farol puede servirte para disuadir a alguien que quisiera atracarte en la oscuridad”.
De modo que el ciego tomó el farol y salió. Al poco rato, alguien tropezó con él, haciéndole perder el equilibrio.
“Eh! ¿Por qué no vas con más cuidado, amigo?” gritó el ciego, “¿Es que no has visto el farol?”
“Hermano” dijo el otro, “su farol está apagado.”
….
Es más seguro andar
con la propia oscuridad
que con la luz de otro.
– La oración de la rana 2 – Anthony de Mello.