El Madrid ganó la Champions y el madridismo lo celebraba y criticaba lo mal que lo estaban pasando los culés. Ahora el Barcelona gana la Liga y los culés celebran lo bien que les va y lo malos que son los del Real Madrid. ¿Os suena?
Igual ocurre en política: La izquierda hablando de que han conseguido parar a la España rancia y la derecha hablando de que han ganado los golpistas. Así se mantiene este circo incluso cuando hace unos cuatro años ocurría justo al revés y probablemente en cuatro años volverá a cambiar. Así funcionamos.
En ambos casos la cosa va por temporadas, en unas ganará un lado y en otras otro. Siempre estarán pasándose el poder de uno a otro lado como si de un partido de tenis se tratara.
Ni tus ideas ni el partido político al que votes tienen la verdad absoluta o lo necesario para nuestra sociedad. Es una cuestión de gustos o intereses. Si uno está en la situación de que quiere montar una empresa votará a la derecha y si uno está en la situación de que necesita una beca/ayuda votará a la izquierda, así de fácil. Por ello, de poco importa quién gane o pierda, siempre ganaremos por un lado y perderemos por otro, cuando lo que necesitamos es un poquito de cada uno (yin y yang).
Seguimos y me temo que seguiremos en esta eterna guerra de izquierdas contra derechas.
Y es que en el mundo traidor
nada hay verdad ni mentira:
todo es según el color
del cristal con que se mira.
Cada uno es libre de votar a quien le plazca, ya sea por ideología, por propuestas, colores o porque sus padres son de tal. Pero por encima de todo este conflicto, sin importar si bajan o no los impuestos, si importar si protegen o no las fronteras, sin importar que aumente o no el gasto público, hay algo. Algo que está o debería estar por encima de cualquier ideología y que haría que nos uniéramos en un proyecto común de todos y cada uno de nosotros:
La Unidad de España.
Porque es España, fuera de ideologías, la que nos une a todos. Pena y vergüenza me dan aquellos que quieran romper nuestra unidad porque no hay nada que deba estar por encima de este principio de unidad nacional. No importa que quieras más becas, menos impuestos, más empresas, menos extranjeros… todo ello pierde importancia cuando ella está en juego.
Es la Unidad de España a la que todos los partidos y todos los españoles debemos defender y quién no la defienda, dividiéndonos en vez de unir, no tendrá ni mi voto ni mi respeto.
El Madrid ganó la Champions y el madridismo lo celebraba y criticaba lo mal que lo estaban pasando los culés. Ahora el Barcelona gana la Liga y los culés celebran lo bien que les va y lo malos que son los del Real Madrid. ¿Os suena?
Igual ocurre en política: La izquierda hablando de que han conseguido parar a la España rancia y la derecha hablando de que han ganado los golpistas. Así se mantiene este circo incluso cuando hace unos cuatro años ocurría justo al revés y probablemente en cuatro años volverá a cambiar. Así funcionamos.
En ambos casos la cosa va por temporadas, en unas ganará un lado y en otras otro. Siempre estarán pasándose el poder de uno a otro lado como si de un partido de tenis se tratara.
Ni tus ideas ni el partido político al que votes tienen la verdad absoluta o lo necesario para nuestra sociedad. Es una cuestión de gustos o intereses. Si uno está en la situación de que quiere montar una empresa votará a la derecha y si uno está en la situación de que necesita una beca/ayuda votará a la izquierda, así de fácil. Por ello, de poco importa quién gane o pierda, siempre ganaremos por un lado y perderemos por otro, cuando lo que necesitamos es un poquito de cada uno (yin y yang).
Seguimos y me temo que seguiremos en esta eterna guerra de izquierdas contra derechas.
Y es que en el mundo traidor
nada hay verdad ni mentira:
todo es según el color
del cristal con que se mira.
Cada uno es libre de votar a quien le plazca, ya sea por ideología, por propuestas, colores o porque sus padres son de tal. Pero por encima de todo este conflicto, sin importar si bajan o no los impuestos, si importar si protegen o no las fronteras, sin importar que aumente o no el gasto público, hay algo. Algo que está o debería estar por encima de cualquier ideología y que haría que nos uniéramos en un proyecto común de todos y cada uno de nosotros:
La Unidad de España.
Porque es España, fuera de ideologías, la que nos une a todos. Pena y vergüenza me dan aquellos que quieran romper nuestra unidad porque no hay nada que deba estar por encima de este principio de unidad nacional. No importa que quieras más becas, menos impuestos, más empresas, menos extranjeros… todo ello pierde importancia cuando ella está en juego.
Es la Unidad de España a la que todos los partidos y todos los españoles debemos defender y quién no la defienda, dividiéndonos en vez de unir, no tendrá ni mi voto ni mi respeto.